El Balsero Asesor
EL BALSERO ASESOR
Discutía con un señor cubano que me fue presentado en un café acerca de nuestro acervo cultural y él me hablaba sin cesar, y con admiración, del Miss Venezuela. A medida que transcurría la conversación, yo tenía que pararme continuamente de la mesa porque sentía que se me resecaba la boca. Ansiedad terrible. Decidí que él no me iba a echar a perder la noche y comencé a indagar en su vida. —¿Y qué haces tú en este país? — Aplaudo, río, grito y de vez en cuando lloro! No entendí. Pensé que ya se había venezolanizado. Luego descubrí, después de varias jarras de café, que el señor trabajaba como "público" para unos programas matutinos de la televisión venezolana, en los cuales debía reir o llorar -según fuera el caso- por Bs. 3500, cada show, en retribución a sus dotes histriónicas.
Me interesé más por su conversación. Dejé de levantarme de la mesa y proseguí con mi interrogatorio: ¿Pero, tú vives aquí, cómo llegaste, qué hacías en Cuba? —Soy crítico de cine, entre otras cosas. Respondió. Paso cuatro o cinco meses en Caracas y luego el mismo tiempo en mi país. Cuando ganó Chávez la presidencia de este país, recuerdo que abrimos una botella de champán. Llamamos a algunos de los miembros del partido comunista que estaban en el área y brindamos. ¡Ganamos! Nos decíamos unos a otros. —¿Y dónde estabas? Le pregunté. —Yo estaba con...(y me dio una lista de nombres de gente importante en Cuba, gente de la cultura) en la casa de un profesor de la universidad.—¿Y cómo te beneficiaba eso? —Pues, yo formé parte de un grupo de intelectuales cubanos que asesoraba a Chávez en cuanto a estrategia de propaganda; pero no quiero hablar de eso. Por cierto, ¡qué hombre tan espiritual! Obvié lo de la espiritualidad de Chávez y acoté: —¿Por qué no, han triunfado, o no? —Triunfó la ignorancia de tu pueblo. Deberían comenzar a imprimir billetes con las caras de las Misses; eso sí que sería auténtico y representativo de tu país. Callé. Pensé. —Sí, yo también he pensado en irme a Cuba con una compañía maderera. Podría hacer mucho dinero construyendo balsas a prueba de escualos. Eso sí que sería representativo de tu hermosa isla. Creo que se ofendió. Cambió el tema y comenzamos a hablar de cine europeo y de los clásicos. Muy culto, él.
Terminó la velada, me fui a casa y retomé un libro con la obra poética de Nicolás Guillén (el poeta nacional de Cuba), leí unos cuantos poemas y me acosté pensando —Como que es verdad eso que una vez escuché acerca de la "nueva aristocracia comunista cubana". Mi interrogante sigue en pié: ¿Cuál es el beneficio real para Cuba al tener como aliado a nuestro redentor de Miraflores? Si alguien me puede ilustrar: josemanuel6720@msn.com
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