Había olvidado que "Queen Margot" es la mejor película que jamás se haya hecho. Si no la han visto, corran a alquilarla, pero antes, lean acerca de la masacre de San Bartolomé (Francia, 24/08/1572). Si no saben nada al respecto, la película va a ser muy confusa. Unos treinta minutos de lectura acerca de los Medicis y las guerras religiosas (Francia, siglo XVI) les ayudaría a disfrutar más de esta obra de arte. http://es.wikipedia.org/wiki/Catalina_de_Médicis Isabel Adjani es tan hermosa que no parece real.
"Queen Margot" is certainly the best movie ever made. Ordinary americans might hate this movie, because it is of superior taste...something burger-eaters, football-watchers and beer-drinkers will never be able to appreciate. I was reading a review posted by some "critic" from Salt lake City, Utah, and I almost lost it. Can some americans be that ignorant? The answer is yes! I'm so sure this "person" is a Mormon.
Tin Marín, ¿se acuerdan?
"Canta, canta compañero, que no calle tu canción". Recuerdo unas fiestas en La Michelena donde le insistían a Tibi que cantara “Tin Marín”; y es que estabamos pequeños. Eramos ingenuos. Y ella, como sin intuir las repercusiones de su canción, generalmente, la cantaba. Y la recuerdo, con su cuatrico, cantando “Tin Marín”. Sachenka la alentaba. Pável, creo que Jugaba. Mi allén, cocinaba. Eluvia, aun no llegaba, y Thaís, conmigo peleaba. En esos días, yo quería ser cura. Aun no sé por qué se me metió en la cabeza tal ridiculez. Era tan ingenuo. Creía que el mundo entero era católico (horror de horrores).
Con los años llegué a odiar a Alí Primera - cómo lo detesto hoy-, y a todo lo que él representa; pero el cariño con el cual recuerdo esos años de “Tin Marín” y a Tibi, con su cuatrico de Carora, nada lo podrá cambiar.
Luego recuerdo a Alicia, y su fascinación -rayando en la obsesión- con Alí Primera. Qué ingenua; qué tiempos aquellos. Qué simples. Qué lindos. “Es Linda la madrugada cuando ese gallo ha cantado” Así va una de las canciones, y en el fondo un violincito a lo “Verde Clarita”, pero que no da tanta pena, como las navidades con su música. Qué triste. Qué parco. Qué poco.
Si hago un esfuerzo, recuerdo más atrás, años luz atrás. Hace calor, pero no es nada nuevo…en fin, recuerdo a mi mamá cantado: “Carretera, acortate carretera”, mientras sonaba en la radio “La onda nueva de Aldemaro Romero”, en un carro cuya marca ya no recuerdo, mientras mi papá nos llevaba a Chichiriviche…y aunque el viaje luego de los años entendí que no era tan largo, en esos tiempos me parecía eterno. Toda una aventura de sol y humedad. "Carretera, acortate carretera"... Eso sí, iríamos a la playa siempre y cuando mi papá no tuviese que musicalizar sus programas de radio. Tan tan tan tan, taran, tan tan tan tan…"Marisela", así empezaba el programa de radio de mi papá. Bueno, uno de ellos. La gente piensa que "Marisela" es la introducción al "Alma Llanera". Pues no! Es una canción totalmente diferente. Lo cierto es que las pañoletas en la cabeza y los lentes de sol gigantes eran el atuendo de mi mamá. No recuerdo los nuestros. Seguro que eran algo espantoso y setenta, naranja y marrón...con rombos. Qué ingenuo todo.
Si cierro los ojos, y los aprieto fuertemente, recuerdo a Gloria cantando “Ay mamá, mira esta Mariela, siempre trae la leche muy….” Bueno, ella era maestra, y siempre andaba enseñando algo. Una canción, una tabla de multiplicar, cómo comer. Aunque no debo decir que era, sino que es; porque aun cuando uno ya no ejerza, cuando se es maestro, se lo es hasta la muerte. No es un trabajo con un horario, es una actitud de vida, es la vida misma. Es un arte.
José Naopleón también es maestro. Un maestro escritor que comenzó escribiendo acerca del conejo que la maestra llevó al salón de clases un día, cuando estaba en primer grado: “toquen al conejo, huelan al conejo, quédense viendo fíjamente al conejo. Qué ven, qué huelen, qué sienten?” Quizás por eso le agradeció a sus tías por los grillos, los ríos y las lunas que le dieron por juguetes cuando estaba niño; aquel día cuando bautizaba aquel libro sobre Barinas. Y me viene a la mente, Valencia. Qué calor.
Yo creo que no teníamos television. Sólo un disco de la zarzuela de los Gavilanes, y mi mamá cantando: “ cata-cata pun, cata pun cata puuuunnn” al compás de la Sara y su polichinel. “Vivo ciega enamorada de un hombre moreno, que me tiene loca”, bueno, esa es otra canción; pero igual es de Sara Montiel.
Me vuelve a asaltar el recuerdo de Tibi: “Tin Marín, que arda la candela, tin marín contra la humedad”
Era como una especie de Fabianita, con un Cuatro en la mano y la mirada perdida. Dios, hay que regalarle un Cuatro a Fabiana lo antes posible.
(continuará)
Con los años llegué a odiar a Alí Primera - cómo lo detesto hoy-, y a todo lo que él representa; pero el cariño con el cual recuerdo esos años de “Tin Marín” y a Tibi, con su cuatrico de Carora, nada lo podrá cambiar.
Luego recuerdo a Alicia, y su fascinación -rayando en la obsesión- con Alí Primera. Qué ingenua; qué tiempos aquellos. Qué simples. Qué lindos. “Es Linda la madrugada cuando ese gallo ha cantado” Así va una de las canciones, y en el fondo un violincito a lo “Verde Clarita”, pero que no da tanta pena, como las navidades con su música. Qué triste. Qué parco. Qué poco.
Si hago un esfuerzo, recuerdo más atrás, años luz atrás. Hace calor, pero no es nada nuevo…en fin, recuerdo a mi mamá cantado: “Carretera, acortate carretera”, mientras sonaba en la radio “La onda nueva de Aldemaro Romero”, en un carro cuya marca ya no recuerdo, mientras mi papá nos llevaba a Chichiriviche…y aunque el viaje luego de los años entendí que no era tan largo, en esos tiempos me parecía eterno. Toda una aventura de sol y humedad. "Carretera, acortate carretera"... Eso sí, iríamos a la playa siempre y cuando mi papá no tuviese que musicalizar sus programas de radio. Tan tan tan tan, taran, tan tan tan tan…"Marisela", así empezaba el programa de radio de mi papá. Bueno, uno de ellos. La gente piensa que "Marisela" es la introducción al "Alma Llanera". Pues no! Es una canción totalmente diferente. Lo cierto es que las pañoletas en la cabeza y los lentes de sol gigantes eran el atuendo de mi mamá. No recuerdo los nuestros. Seguro que eran algo espantoso y setenta, naranja y marrón...con rombos. Qué ingenuo todo.
Si cierro los ojos, y los aprieto fuertemente, recuerdo a Gloria cantando “Ay mamá, mira esta Mariela, siempre trae la leche muy….” Bueno, ella era maestra, y siempre andaba enseñando algo. Una canción, una tabla de multiplicar, cómo comer. Aunque no debo decir que era, sino que es; porque aun cuando uno ya no ejerza, cuando se es maestro, se lo es hasta la muerte. No es un trabajo con un horario, es una actitud de vida, es la vida misma. Es un arte.
José Naopleón también es maestro. Un maestro escritor que comenzó escribiendo acerca del conejo que la maestra llevó al salón de clases un día, cuando estaba en primer grado: “toquen al conejo, huelan al conejo, quédense viendo fíjamente al conejo. Qué ven, qué huelen, qué sienten?” Quizás por eso le agradeció a sus tías por los grillos, los ríos y las lunas que le dieron por juguetes cuando estaba niño; aquel día cuando bautizaba aquel libro sobre Barinas. Y me viene a la mente, Valencia. Qué calor.
Yo creo que no teníamos television. Sólo un disco de la zarzuela de los Gavilanes, y mi mamá cantando: “ cata-cata pun, cata pun cata puuuunnn” al compás de la Sara y su polichinel. “Vivo ciega enamorada de un hombre moreno, que me tiene loca”, bueno, esa es otra canción; pero igual es de Sara Montiel.
Me vuelve a asaltar el recuerdo de Tibi: “Tin Marín, que arda la candela, tin marín contra la humedad”
Era como una especie de Fabianita, con un Cuatro en la mano y la mirada perdida. Dios, hay que regalarle un Cuatro a Fabiana lo antes posible.
(continuará)
Subscribe to:
Posts (Atom)